Feliz 2013: el año internacional de la estadística

Efectivamente, la ASA ha declarado el 2013 el año internacional de la estadística. Vivimos en una época dorada en este campo. Se habla mucho de “the age of big data”, de como las nuevas tecnologías han contribuido al desarrollo masivo de enormes bases de datos, susceptibles de análisis estadístico, y que pueden facilitar el desarrollo económico y social. El conflicto entre Facebook, Apple, Google y todas las demás grandes corporaciones (“esclavizandonos” sin que nos enteremos al uso de sus particulares aplicaciones de uso “gratuito”) es una “guerra” por la acumulación de datos que tienen un alto valor económico si pensáis en el potencial que los mismos tienen en materia de marketing, control de mercados, etc. Pero no solamente es en el ámbito comercial en el que existe una necesidad creciente por analistas cualificados. El movimiento a favor de una “open data society” en el que el acceso a datos recogidos con nuestros impuestos sirva también como un mecanismo democrático que permita un mayor rendimiento de cuentas de nuestros gobernantes también ha ganado bastante momento fuera de nuestras fronteras. Cada vez existe una mayor facilidad para acceder a bases de datos que tienen el potencial de mejorar nuestro conocimiento del mundo que habitamos. En España, como evidencia adicional de la necesidad de una profunda reforma institucional, seguimos a remolque y sin que nuestros gobernantes parezcan enterarse de que va la película. Aunque se han dado pasos para que dejemos de ser un outlier en cuanto a la regulación del acceso a información y para facilitar el acceso, los pasos que se están dando son demasiado tímidos y como siempre en nuestro país parecen asumir que con cambiar la lay se cambia la realidad. Como sabéis la SEIC tuvo que demandar al gobierno una mayor apertura en materia de datos policiales y, aunque con el cambio de gobierno, se volvió a la práctica tradicional, un tanto mas aperturista, seguimos a años luz de lo que es práctica común fuera de nuestras fronteras (con numerosos problemas de calidad en estas estadísticas y una difusión muy limitada en formatos muy restrictivos). Esperemos que poco a poco esto vaya cambiando.

Al menos a nivel académico criminológico en España hemos seguido evitar, hasta el momento, las fobias numéricas disfrazadas de discurso teórico que han dominado durante demasiado tiempo a la criminologia británica. Uno de los legados tristes de la criminologia critica ha sido el fomento de una actitud cultural dentro de la criminologia británica muy despectiva frente a todo lo cuantitativo. Ello ha tenido un impacto muy negativo. No es exagerado decir que la calidad media de la formación estadística en los grados de criminologia españoles, a pesar de su juventud, tiene poco que envidiar a la que se imparte en las universidades británicas (en Manchester, no obstante, estamos mejor). Aunque, la verdad, decir esto, no es decir mucho, dado que la formación media en estas materias dentro de los grados de criminologia en el Reino Unido es francamente lamentable. Y esto no lo digo yo, es algo que la British Academy, HEFCE, ESRC y otras organizaciones han lamentado sobre la docencia de las ciencias sociales, en sentido amplio, en el Reino Unido. Si os detenéis a analizar la formación previa de los muy pocos “criminólogos” “británicos” cuantitativos, veréis que o son guiris o no son criminólogos de formación (Jonathan Jackson, Brian Francis, Ben Bradford, Susan McVie), o las dos cosas a la vez (Machi Tseloni). De ahí, que el gobierno británico haya declarado esta un área de prioridad y de vital importancia estrategia. La Nuffield Foundation hace unos meses anunciaba un nuevo programa de financiación para tratar de remediar este problema por medio de la creación de centros de excelencia docente en métodos cuantitativos en las ciencias sociales (en Manchester esperamos ser uno de ellos). Estas medidas, la cantidad de datos disponibles y de fácil acceso, y la calidad de investigadores cuantitativos que atrae la universidad británica posiblemente contribuirá a remediar este problema histórico. Se nota que algo ha cambiado en el aire. Aunque hay quienes, dentro de la criminologia británica, siguen con sus obcecados dogmatismos proponiendo que todo lo cuantitativo es inferior, facha , y despreciable (como Jock Young que se refiere a nosotros como “datasaurios” que practican criminologia vudú), cada vez hay mas voces que se resisten a este tipo de insultos y simplificaciones. Garland, en una muy recomendable reciente revisión del ultimo libro de Young, hacia una critica demoledora de este tipo de planteamientos. Como Garland concluía, con la elegancia que típicamente le caracteriza (es de los que te clavan la daga envuelta en seda y con una sonrisa enternecedora): “My sense of the present conjuncture, at least as it affects the United States and the United Kingdom, is that it is a moment shaped by 30 years of New Right politics that have removed the restraints on finance capitalism imposed by the New Deal and Bretton Woods; increased the power of the wealthiest elites; and subordinated national economic governance and welfare state protections to the demands of global markets. As a result, structural sociology, class analysis and the rigorous connection of societal processes to community, household and individual outcomes have never been more important. This is true if we wish to explain the everstarker inequalities of income, employment, health and life chances that open markets and resurgent capitalism have produced. And it is true if we wish to trace the social forces, institutional mechanisms, and, yes, cultural processes, through which the political economy and social ecology exert their complex determinations in the sphere of crime and punishment—consequences that include mass imprisonment, social exclusion and a distinctive culture of control that persists even as crime rates decline. If criminologists are to understand the social structures and institutional processes that produce crime and punishment in what Young terms ‘The Exclusive Society’ (the cultural aspects of which he has insightfully described), then numbers, datasets, statistical analyses and sophisticated quantitative research—together with sharply defined concepts, classifications and categories—will be an indispensable part of that endeavour. ”.

En este año internacional de la estadística en nuestro país deberíamos, por tanto, seguir el camino iniciado: fomentar una criminologia en la que exista un respeto mutuo sin discriminar por razones metodológicas y seguir peleando por una mayor apertura y calidad de los datos sobre seguridad y justicia penal que nos permitan tener un debate informado, racional y ponderado sobre temas de justicia penal en nuestro país En cuanto a lo primero las buenas noticias son abundantes. Nunca ha sido tan fácil aprender estadística y análisis de datos. Al margen de los massive online open courses de UDACITY, edX y Coursera (a los que pronto de sumaran las unis británicas a través de la plataforma Future Learn), existen recursos como la Khan Academy, y cientos de blogs y otros recursos universitarios (la UCLA es uno de mis favoritos). Y ya ni tan siquiera tenemos que ser esclavos de SPSS, STATA, o SAS, gracias a programas gratuitos y open code como R. Mi propósito es de aquí a un par de años hacer disponible todos mis materiales docentes en este ámbito (bases de datos, workbooks, etc) de forma gratuita a través de este blog. Así que si os interesa el tema, seguid pendientes. El director económico de Google, Hal Varian, lo decía con bastante claridad la capacidad para analizar datos cuantitativos va a ser uno de las habilidades profesionales mas valiosas del futuro. Olvidémonos de nuestros prejuicios y fobias y pongámonos las pilas en este ano de celebración.

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